Es así que más del 25% del territorio debe ser manejado con fines conservacionistas, principalmente debido a las características topográficas de la parroquia. El 50% del territorio podría tener aptitudes de producción forestal y sistemas agrosilvopastoriles estableciendo medidas de preventivas de la erosión. Sin embargo, el Valle también tiene un porcentaje importante de suelos con aptitud agrícola, que alcanza el 23% del territorio, que con prácticas de protección del suelo, la producción agrícola podría ser adecuada y sostenible.
Estas áreas con potencialidad de producción agroforestal se encuentran obviamente en las zonas centrales, donde la topografía es más regular y con menor pendiente.
Siguiendo la tipología de otras parroquias con las mismas características, los procesos de urbanización del suelo en zonas con potencialidad agrícola, han eliminado obviamente el remanente de potencialidad, haciendo que el cambio de uso del suelo a su vocación original no sea posible ni deseable. Sin embargo, la consolidación urbana se ha dado desordenadamente, con lo que la distribución del espacio urbano presenta graves problemas.
Estas áreas con potencialidad de producción agroforestal se encuentran obviamente en las zonas centrales, donde la topografía es más regular y con menor pendiente.
Siguiendo la tipología de otras parroquias con las mismas características, los procesos de urbanización del suelo en zonas con potencialidad agrícola, han eliminado obviamente el remanente de potencialidad, haciendo que el cambio de uso del suelo a su vocación original no sea posible ni deseable. Sin embargo, la consolidación urbana se ha dado desordenadamente, con lo que la distribución del espacio urbano presenta graves problemas.
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